Dice el dicho que a la tercera va la vencida, y por tercer año consecutivo disputábamos una eliminatoria de cuartos de final de ascenso a primera división. Y por tercer año consecutivo lo hacíamos fuera de casa, en una cancha distinta a las dos anteriores, y a la habitual de juego, con un equipo de Triana, que ya sabía lo que era jugar en primera división, y al que los pronósticos posicionaban como claro favorito al ascenso.
Pero la experiencia es un grado, y nosotros ya sabíamos lo que es sufrir. Lo que es disputar encuentros con bajas importantes, remontar desventajas severas, superar defensas agresivas, apoyarnos los unos a los otros en los momentos difíciles, emborracharnos tras haber perdido sin perder la sonrisa, y en nuestra mentes solo teníamos una ida, íbamos a darlo todo, hasta el último suspiro.
Nunca habíamos jugado un partido de competición oficial en Mar del Plata, sabíamos de oído que era una cancha pequeña, donde se hace muy fácil pisar línea de fuera de banda en los laterales, una pista donde es fácil achicar los espacios. Pero nosotros ya habíamos ido a la guerra en una cancha más complicada, la de Vedruna, más pequeña, con aros más difíciles, y habíamos salido vivos.
El partido comenzó como un revival de eliminatorias anteriores, presión de salida por parte de Santa Ana, dos robos de balón, dos canastas fáciles, un tiro libre, parcial 5-0 a favor del equipo contrario, ¿cunde el pánico?, ¿nos iremos a nuestro famoso 10-0 en contra de salida?, no, espere, este equipo ha madurado, ya no nos echamos la culpa los unos a los otros cuando algo falla, no, analizamos la situación, buscamos soluciones, y las aplicamos, hay que mejorar la salida de presión, vamos a hacerlo, vamos a ganar hombre!!, resultado, parcial 8-0 a nuestro favor y nos ponemos por delante, intercambio de canastas, 10-12 para Santa Ana, ya nunca más estaríamos por detrás, nuevo parcial 6-0 y terminamos 16-12 a nuestro favor.
El primer cuarto fue una demostración a nosotros mismos de que podíamos superar las adversidades, y lo siguiente ya era jugar a baloncesto, a circular el balón y hacer llegar el mismo a posiciones cómodas para nosotros, a leer la ventaja en los emparejamientos, a machacar en interior. En el segundo cuarto buscamos continuamente el poste bajo, moviendo con paciencia, y en defensa intentábamos secar la producción ofensiva del rival, lo cual conseguimos limitándolos a siete puntos, y terminando la primera parte con una ventaja relativamente cómoda, 28-19.
El peligro siempre está en el retorno al juego tras el parón de medio tiempo, uno tiende a relajarse, a comenzar a pensar que tiene medio trabajo hecho, es un error muy común. Nosotros no podíamos permitírnoslo. La arenga antes de saltar era que había que salir en tensión, agresivos, no podíamos darle vidilla al rival. Y en un tercer cuarto, que en teoría era a tiempo corrido y que duró una eternidad, no sé si se paró el tiempo más de lo debido, dejamos al rival en 2 puntos. Llevamos nuestra zona a un nivel de agresividad importante, con un Carlos que dio un clinic de defensa perimetral, una zona que basculaba a la velocidad requerida, con ayudas a penetraciones, punteos de todos los tiros, la mejor defensa que hemos hecho en todo el campeonato. Además en ataque manteníamos la productividad a pesar de muchos fallos en la línea de tiro libre, y nos fuimos al último periodo con la ventaja máxima, 39-21 a nuestro favor, con la idea de que el encuentro no se nos podía escapar.
No obstante, Santa Ana es un equipo muy agresivo, que no da nada por perdido, tal y como demostraron en el encuentro, y salieron a morir con una presión a toda cancha durante el último cuarto, para apurar sus opciones a la remontada. Sabíamos que lo iban a hacer, no tenían otra opción, no iban a bajar los brazos, no parecía su estilo. Presionaron y presionaron, y se acercaron en el marcador, y llegaron a ponerse 11 abajo. Nuestro equipo se quedó a medio camino entre el control y la precipitación, tuvimos un momento bajo, que no llegaba desde el primer minuto de partido, y cedimos terreno. No obstante, este era nuestro partido, y regresamos a la cancha para disputarlo, para salir de la presión, para atarnos los machos en defensa, y lo conseguimos. El cansancio comenzó a hacer mella en el rival, era imposible mantener un nivel tan alto de defensa durante todo el periodo, y además nosotros volvimos a recuperar nuestro baloncesto fácil, la ventaja volvió a aumentar, y finalizamos el encuentro con un triple de Edgar, el único del encuentro por nuestra parte, 57-37, estamos en semifinales.
Felicitar desde aquí a Santa Ana, un gran rival, duro en defensa pero deportivo, muy aguerrido, salieron a morir, como nosotros, y el resultado engaña un poco porque fue un partido muy difícil.
Anotadores: Félix (19), Diego (11), Edgar (9), Menaya (7), Carlos (4), Javi (4), Crespo (3).
Como siempre digo, no me gusta hacer valoraciones individuales de los jugadores, pero como en el ardor de las cervezas dije que lo haría ahí va, lo haré por orden en la ficha.
Quique.- Efectivamente no jugué, sigo lesionado del tobillo, me está costando recuperarlo, mas por dejadez mía. Una vez más estuve dirigiendo un poquito desde el banco, aportando mi granito de arena desde fuera, y alucinando con mis colegas.
Edgar.- Volvió después de muchas jornadas, para hacer su mejor partido de la temporada. Agresivo en defensa, ayudando muchísimo en la salida de balón, siendo el tercer mejor anotador del equipo, y demostrándonos su enorme calidad física y técnica, a pesar de ser…..tenista!!!.
Félix.- Lo buscaba, lo quería, ahí lo tienes campeón. Se echó el equipo a la espalda en ataque, y fue el máximo anotador del encuentro, desde su posición de base, se llevó a su marcador al poste, y allí dio su recital. Es lo que tiene manejarse en varias posiciones. Por momentos retrocedí mentalmente a otros tiempos.
Diego.- En su camino a la madurez baloncestística, Diego nos sorprende cada día un poco más. Se mató en el poste bajo, dejó un dos más uno para la posterioridad a lo Hakeem Olajuwon, leyó muy bien los dos contra uno y dobló el balón en numerosas ocasiones. En defensa aportó mucho rebote e intimidación.
Javi.- No tuvo su día en el lanzamiento exterior, pero él siempre aporta cosas en las dos canastas, defensa tanto en perímetro como en interior, rebotes defensivos y ofensivos, bloqueos, saber estar, la polivalencia en su estado puro.
Carlos.- Tampoco tuvo su día en ataque, pero su defensa perimetral, especialmente en el tercer cuarto, hizo que el rival no encontrara ninguna vía de agua para circular correctamente el balón, tocó muchísimos y robó bastantes balones. Fue fundamental en la subida del balón, con su dominio del bote. Se chupó casi todo el encuentro….y mientras los demás tomábamos resuello, el sonreía.
Raúl.- No pudo jugar por su lumbalgia, pero se levantó a las ocho de la mañana del domingo, o antes, para venir a animar, a aplaudir, a estar con el equipo, y a estar para lo que se le necesitará. Puro espíritu Tran Tran Team.
Crespo.- Metió la canasta del partido sobre la bocina. Aportó orden, sentido común, tranquilidad, se mató en defensa y dio minutos de lujo a los titulares. Está haciendo muy buena temporada, y dota de calidad a nuestro banquillo.
Menaya.- El corazón de este equipo. Como siempre se mató en los dos aros, peleo cada rebote como si fuera el último, en defensa es un seguro, y en ataque machacó desde dentro, consiguiendo otro dos más uno. Además, es un lujo saber que tu pivot puede subir la bola en momentos calientes del encuentro.
Ahora toca prepararse, porque esto no para, y nos enfrentaremos en semis a Anima Vitae. Si ganamos estamos en primera.
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